Dicen que como mejor se aprende es cometiendo fallos. Y debe ser cierto. Pero no nos gusta que nos lo recuerden. Todos hemos recibido una crítica alguna vez, y todos sabemos que no es un momento agradable. Pero no es menos cierto que sin una buena crítica no aprenderíamos.
Pero con las críticas también hay que tener cuidado, porque a veces nos pueden hacer mucho daño. A veces nos creemos cualquier cosa que venga de los demás, cualquier comentario puede hundirnos en el pozo más profundo. Y tampoco es eso.
Para que una crítica sea válida y creíble deberíamos tener en cuenta, al menos, 3 requisitos:
1. Quién nos hace la crítica: si es alguien que nos conoce o conoce el tema sobre el que está hablando. Por ejemplo, podemos encontrarnos con una crítica de alguien que no tiene toda la información sobre el caso, por ejemplo, que critique que haya llegado tarde pero no sepa por qué.
2. Cómo nos hace la crítica: Las formas que utiliza son muy importantes, no porque tenga que hacerlo perfecto, sino porque debe hacerlo con cuidado, con respeto, intentado no hacer daño de forma gratuita. Sin insultos o malas palabras. Intentado hablar más de conductas concretas que de cosas más abstractas, por ejemplo, no es lo mismo decir que has hecho algo mal, que decir que eres un desastre. El primero hace referencia a una conducta de un momento concreto, el segundo se refiere a algo que es esa persona, que la describe. Y lo que somos no es tan sencillo de cambiar.
3. Para qué nos hace la crítica: Qué intención tiene esa persona al decirnos lo que nos dice. Si pretende hacernos daño, si se preocupa por nosotros y nos quiere ayudar a mejorar, etc.
Si una crítica no pasa estos 3 filtros, es mejor no tenerla en cuenta. Porque su intención es hacernos daño y no queremos que lo logre.
Si la crítica que nos hacen pasa esos 3 filtros, estaremos frente a una persona que se está tomando la molestia de pasar un mal rato para ayudarnos a mejorar como personas. Entiendo que cueste aceptarla en un primer momento, pero después deberíamos tomarnos un tiempo para reflexionar y cuestionarnos lo que nos está diciendo. Y si entendemos que ese comentario nos ayuda, deberíamos agradecerlo con sinceridad.